La ruta comienza en la antigua Estación de Puerto Serrano, que se eleva sobre un cortado presidiendo la vega del Guadalete. En sus veteranos edificios se ha ubicado hoy un pequeño hotel y restaurante para los visitantes de la Vía Verde y un aparcamiento. A partir de este lugar, la Vía Verde no ofrece ninguna duda sobre el camino a seguir y, de forma natural, nos enfila al prier (y último) desvío de la traza original del ferrocarril. El largo túnel de El Indiano se resistió a ser recuperado por la Vía Verde. Múltiples derrumbes en su interior han provocado un desvío que nos conduce al paso del primero de una larga serie de túneles que jalonan este recorrido.
Nuestra singladura prosigue sobre el
paraje de Los Llanos de la Reyerta, evocador de quién
sabe qué litigio. En este llano paraje se localiza el primero de una
serie de molinos hidráulicos que aprovechan la bravura
(en ciertas épocas del año) de las aguas del Guadalete.
Al igual que éstas, el terreno se torna levantisco y fiero, aflorando
desde el subsuelo ingentes masas rocosas. El río ha sido implacable
con la roca y, poco a poco, ha excavado un escarpado cañón por el que
se desliza entre abundantes rápidos. El paso sobre el Arroyo de
los Azares, situado en el Km. 5,9 nos descubre el primero de
los cuatro grandes viaductos de la Vía Verde. Estas espectaculares
obras, sumadas a los abundantes túneles, permiten que nuestro camino
pueda franquear limpiamente, sin perder altura, las sorpresas del
camino.
A la salida del túnel de
los Azares, la Vía se "cuelga" sobre el río en una sorprendente
balconada, seguida de un nuevo túnel de casi 500 m. de longitud en
curva. Esta larga galería será la primera iluminada que encontraremos.
De todos modos conviene llevar linterna por si fallara
la técnica...
A la salida del túnel, el valle se abre para que las aguas del Guadalete
reciban los más magros caudales del Guadalporcún:
nos hallamos en el paraje de la Junta de los Ríos (Km.
9). En este lugar se ha habilitado un pequeño aparcamiento para
facilitar la incorporación de aquellos que deseen iniciar la ruta
aquí. También en este paraje, la cercana Finca de la Toleta
ha sido acondicionada como área recreativa y de acampada, en donde
podremos pernoctar si vamos equipados para ello.
En la Junta de los Ríos, Vía Verde y Guadalete se
separan, hermanándose el ferrocarril con el Guadalporcún.
En este nuevo tramo, el trazado ferroviario repite las curvas del
difícil relieve de estas montañas béticas. Aquí fue preciso de nuevo
"tirar de hormigón" para salvar, sobre un bello viaducto, el paso del Arroyo
de Gillete (Km. 12,3). También fue preciso vaciar alguna que
otra montaña, destacando el túnel que atravesó por su base el Cerro
del Castillo, el más largo del recorrido con 990 m. de
longitud.
Por un largo viaducto llegamos en
el Km. 14,5 a la Estación de Coripe (rehabilitada como
Hotel-Restaurante) otro de los accesos recomendados a la ruta.
Desde aquí hasta Zaframagón
atravesaremos cinco túneles. La naturaleza sigue haciendo valer su
poderío alrededor de la Vía. Ni carreteras ni pueblos perturban la
placidez y la armonía de un paisaje en el que el único sonido de fondo
lo ponen los pájaros y las chicharras. En el Km. 20,5 aparecerá ante
nuestros ojos la Estación de Zaframagón, antesala del paraje estrella
de esta Vía Verde: El Peñón de Zaframagón.
El edificio, ya
rehabilitado de su estado ruinoso, acoge el Centro de
Interpretación de la Vía Verde de la Sierra.
En este centro, existen
varios paneles informativos sobre los parques naturales de Andalucía,
las Vías Verdes, los buitres leonados, etc. así como un aula de
información y una pequeña biblioteca. Gracias a un convenio firmado
entre el área de Medio Ambiente de la Diputación provincial de
Cádiz y la Fundación Vía Verde de la Sierra, desde
septiembre de 2006, se puede disfrutar de un proyecto que trata de
facilitar el conocimiento de las costumbres y peculiaridades del
buitre leonado, sin duda uno de los mayores atractivos de la Vía Verde
de la Sierra para todos sus visitantes.
A través de una cámara que puede ser manejada a través de un jostick
por los visitantes del centro de interpretación de Zaframagón,
gracias a su fácil manejo, su potente zoom y a su amplitud de
movimiento (360 grados), se puede enfocar varios de los nidos
existentes y algunos de los lugares donde suelen posarse estas aves.
Las imágenes, se observan en una pantalla de grandes dimensiones
instalada en el mencionado centro. Esta infraestructura, está
sirviendo igualmente de soporte de información para los técnicos
medioambientales encargados del estudio de estas aves, ya que todas
las imágenes, son grabadas de forma continua lo que permite la
obtención de gran documentación gráfica sobre estas aves. Como dato cabe
apuntar, que a pesar del poco tiempo que este centro lleva abierto (y
por lo tanto promocionado) en septiembre de 2006 se contabilizaron
casi 400 las personas que visitaron el centro, quienes mostraron un
alto grado de satisfacción. .
El Peñón aparece rebanado en su
flanco oeste por las aguas del Guadalporcún, que han
tajado un angosto paso: El Estrechón. Estas mismas aguas son superadas
a varias decenas de metros de altura por nuestro camino, que pasa
airoso sobre el elegante viaducto de Zaframagón. En este tramo es
preciso atravesar la base del Peñón por otro largo
túnel de 700 m., recta galería presidida al fondo por el punto de luz
de su boca de salida.
Al otro lado se
abre un paisaje de praderas, con la silueta en la lejanía de los
angulosos perfiles de la Sierra de Líjar. Fincas
ganaderas orlan el entorno de la Vía, que discurre ganando poco a poco
altura en dirección a la Estación de Navalagrulla, situada en el Km.
27,3. Será preciso superar cuatro nuevos túneles, tras los cuales
llegamos a esta solitaria estación. Como la anterior de El Peñón, esta
estaciòn queda a leguas de cualquier pueblo, tan remota que resulta
difícil imaginar a viajeros en sus andenes.
Afrontamos el último tramo de esta Vía
sobre la loma que separa las cuencas de los ríos Guadalporcún
y Guadamanil. Entre estos "guadas", el trazado
prosigue por un paisaje suavemente ondulado, atravesando otros seis
nuevos túneles. En el Km. 29,5 encontraremos un curioso tobogán por el
cual la Vía desciende a una vaguada que antes salvaba un desaparecido
terraplén.
Al poco de este
pequeño divertimiento, nuestra Vía se cruza con la Colada de
Morón (Km. 32), antiguo vial pecuario. Desde aquí hasta la
imponente Estación de Olvera sólo distan tres kilómetros, corta
distancia en la que los elementos se conjugaron contra la obra del
ferrocarril, que casi fue borrada de la faz de la tierra. Se
mantuvieron algunos túneles, de los cuales tres fueron aprovechados
finalmente por la Vía Verde.
Entre túnel y túnel, la nueva traza se pega a las
laderas en un sinuoso recorrido que arriba finalmente a los andenes de
la Estación de Olvera.
En el edificio de la estación, sin duda el más bello
de todo este ferrocarril, se ha instalado un hotel y restaurante con un
encanto más que singular. Con la estampa del Castillo
como fondo, y tras una moderada subida, llegaremos hasta este
monumental pueblo blanco.
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