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Km 0
El
recorrido sobre el antiguo trazado del carrilet de Sant Feliu tiene
su inicio en el corazón de la capital provincial, Girona, en la calle Emili Grahit, junto a la glorieta de los Paísos Catalnas. Desde este punto, el itinerario abandona la ciudad junto a las aguas del Onyar.
En 1,5 Kms. se llega al Barrio de la Creueta,
donde el ferrocarril también dio servicio a una fábrica de harinas.
Desde aquí la Vía Verde sigue un recto terraplén que atraviesa una
hermosa vega a orillas del Onyar, río al que se llega tras el esquive
que la Vía Verde hace de la autovía de ronda de Girona. En este punto,
la vía verde ha propiciado la recuperación del antiguo puente
ferroviario, desmantelado tras la clausura del ferrocarril y suplido
por una nueva pasarela ahora para caminantes y ciclistas.
Al otro lado del Onyar, una larga y despejada recta,
de 1,5 Kms., crza limpiamente un entorno de tierras de labor, donde
destacan algunos bellos ejemplares de pinos piñoneros a la vera de la
vía. El primer pueblo del recorrido es Quart.
Km 6
La vía se interna en su interior dando sustento y nombre a una de las calles, el Carrer del Tren. La Estación de Quart
es la primera muestra del primoroso estado en que se conservan la
mayoría de las estaciones de este carrilet. ESta acoge hoy una sala de
exposiciones municipal. Muy cerca de la estación se localiza un Centro BTT,
punto de referencia y de apoyo para los que disfrutan de la
naturaleza en bicicleta de montaña. Desde aquí , además de la vía
verde, se desarrollan otra serie itinerarios circulares que pueden
complementar esta excursión.
El
tramo urbano por Quart continua unos 500m hasta llegar a un cruce de
carreteras. En este lugar, la vía verde agrontó un sector de nueva
construcción que suple al que ocupó la carretera. Éste cruza bajo el
asfalto y, ajustándose a sus márgenes, recupera la original traza
ferroviaria unos 500m más adelante. Tras curzar la Riera Cort se
alcanza el Apeadero de Llambilles (Km. 8), otra muestra
de perfecta conservación de los viejos inmuebles ferroviarios. Aquí
se podrá encontrar una fuente de agua potable.
Km 10
La vía prosigue su recto trazado bajo un agradable
bosquete. Tras pasar la zona de Can Torrent, la traza desarrolla un gran
arco, en el cual se encontraba el desaparecido apeadero de Llebrers
(km 10). Finalmente se alcanza el polígono industrial de Cassà, que se
cruza por un carril bici en color verde, sobre la acera, que da
acceso al centro de la población. Allí se encuentra la Estación de Cassà
(km 14) que, como en los otros casos, asombra por su impecable estado
de conservación.
Algunas traviesas ferroviarias definen los caminos
del parque, que también dispone de urinarios y fuentes.
La agradable travesía por Cassà de la Selva
prosigue sobre el trazado del ferrocarril, convertido en una calle
que desemboca, finalmente, en un terraplén de inequívoco sabor
ferroviario. Este desmonte, protegido a ambos lado por un tapial de
cañizos, lleva hasta un pequeño alto. El siguiente tramo, de unos 900
m, cruza limpiamente una llanura agrícola, tan solo alterada por
alguna vaguada superada por nuevas pasarelas, como la que cruza el
arroyo Verneda. Al poco de cruzar este arroyo se encontraba el
apeadero de Esclet, del cual no quedan apenas restos.
Km 21
A 6 Kms. de Cassá y tras cruzar dos pasos a a nivel, se llega a la Estación de Llagostera
(Km. 21).Enmarcada en un parque urano, su estado de conservación es
perfecto. Una suave rampa que se inicia tras el parque lleva a la vía
al encuentro con la carretera.
Tras superar el polideportivo, a unos 700 m., la vía se
topa con la carretera C-253, vial de elevado tráfico que ocupó un
tramo de casi tres kilómetros del original trazado ferroviario. A pesar
de la molesta y poco tranquilizadora vecindad de los coches, se ha
construido un carril bici a orillas de la carretera
que permite avanzar sin problemas. Desde aquí se podrá gozar de las
incomparables perspectivas del infinito bosque que tapiza las
quebradas montañosas vecinas.
Junto a esta carretera se llega al nudo de carreteras con
la C-250, punto que se cruza bajo uno de los ramales de la carretera,
llegando finalmente junto a las ruinas de la antigua casilla del paso a
nivel. Desde aquí la vía se separa de la carretera, hacia la izquierda,
iniciando el tramo que, con final en el Apeadero de Font Picant es, sin duda el más bello del recorrido.
Serán cuatro kilómetros inmersos en una densa masa de bosque
mediterráneo en el que predominan los alcornoques, bajo cuyas copas la
vía se retuerce al paso por los arroyos.
Km 29
En medio de esta foresta, 9 Kms. más abajo de Llagostera, se llega al Apeadero de Fon Picant - Bell Lloc
(Km. 29). Estos dos topónimos hacen perfecta justicia al lugar. El
segundo en castellano se traduciría por "bello lugar". El primero hace
referencia a la presencia en sus inmediaciones de un manantial de aguas
de gran valor salutífero.
Este paraje, que transmite serenidad y calma al
viajero, encarrila la vía en semejante estado anímico hacia espacios
más abiertos, de amplios prados orlados por la sombra de las anchas
copas de los pinos piñoneros. En este tramo la traza se desarrolla
sobre generosas rectas en las que los ciclistas y caminantes son
dueños y señores. Unos contundentes cerramientos restringen el paso a
los automóviles, dejando paso franco hacia la localidad de Santa Cristina d'Aro, la primera villa de la comarca litoral del Baix Empodà.
Km 32
Como en todas ocasiones anteriores, la Estación de Santa Cristina
(Km. 32), se conserva en perfecto estado, recuperada hoy como casa de
cultura. El tramo que lleva hasta Castell d'Aro también presentaba
algunos problemas de continuidad que exigieron la construcción de un
nuevo trazado, paralelo al asfalto pero bien segregado de los coches.
Tras las últimas casas, una larga recta entre campos de labor aproxima
al viajero hacia la penúltima etapa: Castell d'Aro.
El perfil del campanario y las almenas del castillo dan la pista de
esta localidad, cuya pequeña estación, situada en el Km. 35, reserva
una de las sorpresas más gratas del recorrido.
El recinto ferroviario hace 30 años que perdió sus vías
de 75 cm de ancho pero, hace poco, unos carriles mucho más estrechos,
de 5 pulgadas, han cogido el relevo. Sobre estas angostísimas vías
circulan pequeños trenes, en los cuales incluso pueden montar personas,
en un circuito que contornea la estación. En la antigua playa de vías
se ha creado una lámina de agua que el liliputiense ferrocarril salva
por un gracioso puente metálico, obra que imita al que el carrilet de
Sant Feliu tuvo para cruzar la Riera Ridaura, no muy lejos de aquí.
Tras la estación, la vía, inscrita en un pasillo entre árboles,
efectúa un cerrado giro hacia el sur para enfilar directamente a Sant
Feliu.
Una moderna pasarela peatonal atirantada
de hormigón vuela sobre el habitualmente magro cauce del Ridaura donde
antaño estuviera el entramado metálico del puente del ferrocarril.
Cruzada esta fastuosa obra de ingeniería (Algo desproporcionada para
la sencialla obra de la vía verde), se pasa bajo la carretera de Platja d'Aro y se inicia la remontada hacia la ladera que cierra la Val d'Aro
por su flanco sur. Esta subida se realiza lejos de las carreteras,
gracias a un largo y recto terraplén que permite ir ganando cota
suavemente.
Km 37
Tan solo 2 Kms. más adelante la vía se interna en Sant Feliu de Guíxols. En este ismo lugar de ingreso a la villa se encontraba el Apeadero de S'Agaró
(Km. 37). Este punto es el más indicado para los que no puedan
esperar y quieran bajar a gozar de las cálidas aguas del Mediterráneo,
ya que desde allí las doradas arenas de la Playa de Sant Pol apenas distan 200m.
En este lugar, la ruta inicia un recorrido suburbano que
lleva hasta la antigua estación, impecablemente conservada y
convertida hoy en colegio. Incluso aún es posible ver, en el extremo
final de la estación, el hueco del foso donde las pequeñas locomotoras
del Feliuet daban la vuelta para iniciar el retorno hacia Girona. |
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